Decía Leonardo Da Vinci que la simplicidad es la sofisticación definitiva. Conforme me hago mayor, me doy cuenta de que esas palabras albergan mucha más sabiduría de lo que parece a simple vista. En la inversión existe una atracción natural por las situaciones complejas, por los negocios difíciles de comprender. Algunos inversores se desviven por ser los primeros en encontrar una idea original, una idea lo suficientemente emocionante como para considerarse un genio intelectual. Lo sé porque yo mismo lo he vivido. No me cabe duda de que, hoy en día, en el mundo de la inversión la complejidad es la mayor distracción y el mayor impedimento para tener éxito a largo plazo.
Mis inversiones favoritas (y en las que mayor éxito he tenido) son aquellas que surgen cuando una empresa que todo el mundo reconoce que es extraordinaria experimenta problemas coyunturales. El negocio pierde el respaldo de muchos inversores cortoplacistas, es castigado por el consenso de analistas y baja su popularidad. Suele ser buena señal cuando los inversores reconocen que a 2 o 3 años vista la acción está muy barata, pero no se atreven a comprar porque al negocio todavía le quedan un par de trimestres flojos por delante antes de que los fundamentales se normalicen. La miopía financiera es la mejor aliada del inversor largoplacista.
Llevaba años siguiendo de cerca a esta empresa y por fin la he podido incorporar por primera vez a mi cartera. Ya forma parte de mis diez posiciones principales, básicamente porque reúne muchas de las características que me gustan: el negocio disfruta de vientos de cola seculares, más del 80% de sus ingresos son recurrentes, los productos y servicios que proporciona son críticos para sus clientes, su ventaja competitiva es cada vez más robusta y tiene mucho margen para consolidar una industria que debería tender hacia el oligopolio, pero cuyo 50% todavía está conformado por pequeñas y medianas empresas.
Los problemas temporales crean oportunidades únicas en negocios excelentes que a largo plazo tienen el tiempo a su favor. Pienso que esta situación es una de esas oportunidades, y he podido invertir en ella con el objetivo de generar rentabilidades de doble dígito durante muchos años y proteger el poder adquisitivo de mi familia.